viernes, 29 de mayo de 2009

RELATO Nº3

PUES SÍ

Carmen había tenido un día duro, y ya sólo le quedaba la última. La había llamado e invitado a sentarse sin dejar de escribir.
-Pues sí, señora, todos me contaban pero yo nunca quise hacerle caso a nadie, ¿sabe usted? Esas cosas se arreglan de puertas pa dentro, ¿no le parece? –comenzó Faustina sin que Carmen le preguntara.
-Claro, Faustina, ha hecho usted muy bien en venir a verme…-respondió Carmen sin dejar de apuntar y mirando hacia el papel.
-Pues eso es lo que yo digo, apunte ahí, apunte…
-Bueno, y ¿cómo se siente? –preguntó sin levantar la cabeza.
-Pues mal señora, no hago más que llorar a todas horas, por la mañana, por la tarde por la noche,…pero apunte, apunte.
-Vale, vale. Pero, ¿cómo comenzó todo?
-Mire usted, fue con la Pili, la vecina de arriba, pero yo nada, que si eso no puede ser, que si esto, que si lo otro…total, que ahora estoy segura de que sí.
-Ah, comprendo, y ¿cuándo dice que ocurrió?
-Pa mí que en el 48, porque fue cuando mandaron llamar a filas al marido de la Pili, chispa más o menos, que una ahora no tiene la mente pa recordar fechas.
-¿Cómo dice? –y por primera vez alzó la mirada.
-Porque yo me pregunto –continuó Faustina-, ¿no tendría algún remedio?, sí, señora, alguna cosita como pa no sufrir.

Y Carmen dejó de escribir, comprobó que estaba tachada la casilla “viuda”, la miró a los ojos, agarró sus manos con fuerza y asintió.

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