viernes, 29 de mayo de 2009

RELATO Nº17

Tatuajes gemelos


Habíamos decidido hacernos un tatuaje en el culo, en la parte alta del cachete derecho, los dos el mismo, idénticos. Estaba elegido el tatuador y cerrada la cita. También estaba acordado el tamaño y el número de colores que rellenarían el dibujo.

En lo único en lo que no nos pusimos de acuerdo fue en el motivo que ornaría nuestros traseros tan diferentes, igualándolos en cierto modo, de por vida, hasta algo después de nuestras muertes, si es que ninguno de los dos era incinerado.

Discutimos durante semanas. Él se empeñaba en sellar nuestro amor con un motivo floral y yo veía más apropiado algo étnico. Los argumentos de cada uno ganaban reciedumbre conforme se esgrimían una y otra vez. Las disputas se enconaron de tal modo que la tensión se hizo insoportable. A ninguno de los dos se nos ocurrió apelar a la distensión argumentando lo más fácil: que lo de emparejar nuestros culos era la sublimación de nuestro amor.

Un día, las porfías sobre los tatuajes gemelos cesaron y poco después, él se fue.

Por supuesto que hoy no tengo un tatuaje étnico en el cachete derecho, en su parte alta, pero tampoco tengo ningún otro. Lo que tengo es una nalga solitaria, blanca, lisa y algo fofa, y cuando me la miro, no es el cuello lo único que me duele.

LA EXILIADA

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